¿Tomar más fotos o vivir en el momento?
aprender a vivir sin demostrar que estamos viviendo.
Recientemente estuve de viaje en una isla increíblemente relajante, uno de los lugares más hermosos en los que he estado. Pero lo curioso es que… no podía dejar de pensar en las fotos que quería subir. Y al mismo tiempo, odiaba cuánto me importaba publicarlas.
No es como si ser influencer fuera mi trabajo. ¿Entonces por qué me importa tanto? ¿Es para recordarlo cuando sea mayor? ¿O para alimentar una ilusión de alegría? ¿Para demostrarle a los demás de que estoy viviendo?
Muchas más preguntas invadían mi mente. ¿Será que estoy obsesionada con la nostalgia? ¿O que mi cerebro ya fue alterado para pensar así? ¿Cómo se arregla esto?
Entonces tuve una revelación: quiero recuperar la idealización de vivir el momento. Deseaba simplemente estar, sin necesidad de actuar ni documentar. Solo ser y estar. Sin el desespero de querer demostrar que estoy viviendo.
Lo que antes era natural —reír sin grabar, mirar sin fotografiar, comer sin acomodar el plato— ahora parece algo fuera de mi cotidianidad.
En los últimos años, he sido víctima del internet en todas sus formas, especialmente las redes sociales. Y estoy cansada. Es agotador. Pero… ¿por qué?
Estamos hiperfijados en proyectar una cierta imagen de nosotros mismos en internet. Desde acomodar la comida apenas llega el mesero para tomarle foto, hasta rentar carros o jets privados solo por la foto perfecta.
Todos queremos un feed impecable, bueno, no todos pero ustedes me entienden.Ccarouseles con la mejor transición, reels con el audio ideal. Se ha vuelto automático. Y, siendo honesta, da un poco de miedo.
¿De dónde viene todo esto?
De la manera en la que están diseñados las redes sociales.
¿Quién fue el cerebro detrás?
Para mencionar algunos nombres, Kevin Systrom y Mike Krieger diseñadores de instagram por ejemplo. O Zhang Yiming, fundador de Tiktok.
¿Es reversible?
Sí, lo es.
¿Estás un paso más cerca?
Estás leyendo esto, así que sí.
¿Y si nuestra obsesión fuera vivir el momento?
Según Robin Geuens en un artículo publicado por SOAX, en promedio pasamos unas 143 minutos al día en redes sociales (2 horas con 23 minutos). Los adolescentes, especialmente las chicas, son quienes más tiempo dedican: casi 3 horas diarias.
Una vez que tuve conciencia, supe que necesitaba una solución.
Esto no puede ser todo. La vida es más que estar "actuando".
Tuve una epifanía , y me hice estas preguntas:
¿Disfruto tomar fotos? ¿O disfruto subir fotos?
Si, disfruto ambas cosas
¿Cuánto tiempo pierdo tomando fotos?
Me fastidia mucho el tiempo que a veces me toma, he aprendido atajos y ahora no me toma mucho tiempo. Si es para trabajo me sigue tomando más tiempo de lo que me gustaría, pero para mis recuerdos personales no me toma mucho.
¿Qué gratificación obtengo al tomarlas y subirlas?
Me gusta saber que recordaré ese momento en el futuro.
¿Qué valoro de las fotos? ¿La estética? ¿Los recuerdos?
Valoro mucho la estetica detrás de las fotos, más de lo que me gustaria aceptar. Valorar los recuerdos creo que es algo intrinseco de alguien que toma muchas fotos.
¿Edito todas las fotos que tomo? ¿Cuánto tiempo paso curándolas?
Que bueno que me hice esta pregunta, no edito todas las fotos, muchas veces no edito ninguna. Cuando las edito, me toma mucho tiempo. Creo que por eso he minimizado el curar fotos.
La solución: la magia de la infancia y del aburrimiento.
Los últimos recuerdos que Gen Z tiene de vivir realmente el momento probablemente vienen de su niñez.
¿Cuándo fue la última vez que te aburriste?
Estamos constantemente sumergidos en estímulos digitales.
El aburrimiento tiene magia: es el punto de partida de la creatividad, de la presencia real.
Nuestra generación sí vive el momento… solo que muchas veces, vive el momento de los demás. Lo más triste de todo, es que existe la posibilidad de que esa persona tampoco haya estado “presente” en ese instante.
La solución es volver a aburrirnos. Volver a mirar, volver a tomar fotos sin planearlas, y volver a vivir sin compartir todo. Y recordar que también cuenta.
La verdad he pensado en usar mi celular como si fuese una camara e imaginarme que puedo tomar 8 fotos por cada lugar al que voy. Sin embargo, el problema es de mentalidad y perspectiva. Debemos poco a poco reacostumbrarnos a la idea de que no tiene sentido documentar momentos en los que nunca estuvimos realmente.
Hace poco leí este articulo sobre el apagón de España (que además de los memes muy buenos que dejó en TikTok), de esa lectura, me quedo con la mentalidad de que debo y debemos aprender a apreciar el extraño consuelo que nos da vivir sin que nadie nos vea.
¿Que has implementado en tu vida que te ha ayudado a balancear esto? Me da curiosidad que metodo has usado.
Esto me hizo pensar en cuando tomábamos fotos análogas, de rollito.
Yo alcancé a tener una camarita infantil. Era amarilla con flores verdes y naranja, de plástico y sin marca. Podía tomar 12 fotos.
Esa limitación te hacía escoger qué era importante, qué querías preservar. Y no existía la inmediatez porque tenías que ir a revelarlas.
Era una sorpresa cada vez que recibías el albumcito de Kodak en Foto Japón, y mirabas cómo quedaron. No sabías cómo la luz, el lente, o el mismo rollo iban a afectar la foto. O si la enfocaste bien, o si la persona se movió. Era re descubrir el momento pasado.
Creo que con la fotografía digital que tenemos a la mano a todo momento, ya no discernimos qué es digno de ser recordado. Y por eso precisamente todo se olvida. Miles de fotos en la nube o atorando el celular, que pocas veces voltearemos a ver de nuevo.
Me pone un poco triste, que guardemos momentos que no hemos vivido realmente, par preservarlos en un estante al que nunca volveremos.